Residencia artística de otoño

Residencia artística de otoño

Raúl Cuevas

01 de octubre al 30 de noviembre , 2023

A partir de la residencia realizada en mayo de 2023, el artista mexicano residente en España Raúl Cuevas (Guadalajara, 1993), propuso continuar la investigación sobre las arquitecturas vernáculas que se encuentran en la finca a través de una investigación más profunda de las construcciones en piedra seca. El siguiente texto resume algunas conclusiones de ambos procesos de investigación artística. Una primera fase corta en mayo de 2023 y una fase más larga extendida entre septiembre y noviembre de 2023:

Sobran razones para construir. Hacemos casas para el descanso, almacenes para el resguardo y altares para recordar. La construcción es un cúmulo de conocimientos que hemos desarrollado para poder habitar y organizar nuestros vínculos y es en esa necesidad de habitar donde se da forma al trabajo comunitario para dar orden y modificar el mundo material, es por esto que me parece tan importante pensar en que si bien, construimos para habitar, no todas las maneras de construir proponen la misma manera de habitar.

Hay una base lúdica que rige toda la idea de la construcción en piedra seca: saber cómo colocar una piedra encima de otra y que estas no se caigan, esto es lo que nos permite proyectar nuestro deseo sobre las piedras. No es sencillo reconocer que piedra embona con cuál pues todas reclaman una atención constante hacia sus formas, ruidos (si, ruidos también) y pesos. El diálogo y la negociación con las piedras son la base para construir con ellas, recordándonos que son apéndices de un medio natural que reivindican su independencia en todo momento. El trabajo en piedra seca ha sido tradicionalmente una labor comunitaria, de conocimientos acumulativos y de juego un constante hasta llegar a desarrollar una pericia que permite mirar las piedras y usarlas con la misma facilidad de quien mira y usa sus propias manos, al punto en que pareciera que se mira con tal familiaridad a las piedras que éstas dejan de ser elementos externos y se convierten en apéndices de la gente. Así pues, los refugios no están formados solo por “piedras” sino por aquellas conexiones que hemos establecido con ellas, con sus cuerpos que se vinculan a los nuestro y a nuestras vulnerabilidades.

Al igual que el resto de Extremadura, la finca El Planchón es un lugar donde las construcciones vernáculas no solo son una muestra de la destreza de quienes han habitado allí, sino que ponen de manifiesto una forma de producir mundo desde una perspectiva más pausada, que permite dialogar con la propia naturaleza de los elementos locales y entendernos a nosotros como parte de un ecosistema en lugar de ver al territorio como un ente a a doblegar, como un otro, como algo que es todo menos nosotros. Las construcciones vernáculas extremeñas son un fuerte recordatorio de que un cúmulo de piedras no son un refugio, pero un refugio no es más que un puñado de ellas y lo único que les permite tejerse en un cuerpo habitable es nuestro vínculo con la naturaleza, vínculo que hoy más que nunca es fundamental recuperar. Volvamos la atención a quienes han sabido escucharla y entenderla tanto así como para construir un lugar que no solo les ha cuidado a ellos, sino que nos sigue cuidando a quienes hoy tenemos la suerte de estar en el Planchón”.

📍 Proyecto financiado por la Consejería de Cultura, Turismo, Jóvenes y Deportes de Extremadura y por la Unión Europea – NextGenerationEU.

📷 Fotografías de Alfredo Cáliz